Personalidad y productividad

¿Has intentado empezar una tarea, pero no has encontrado la motivación adecuada para acabarla? ¿Has indagado por qué no lograste terminarla? Si no es así, no te preocupes esto está relacionado con rasgos de tu personalidad y cuál es el rol de liderazgo que asumes al abordar las tareas.

El entrenador de liderazgo estadounidense y autor Marshall Goldsmith toma teorías clásicas de las empresas y argumenta que las personas tienen que enfrentar los mismos obstáculos:

  • Distracciones del entorno que alejan del objetivo.
  • Falta de motivación.
  • Falta de autodisciplina.

Cuando se trata de problemas de motivación se trata de identificar qué tipo de tareas logras completar y cuáles dejas atrás. Estas etapas suelen encajarse en tres tipos, los pensadores, los que planifican y los hacedores.

Los pensadores: son los que disfrutan la etapa del brainstorming, examinar cada una de las posibilidades. Son creativos con gran imaginación. Son positivos y prefieren explorar suficiente antes de emitir un juicio.

Los planeadores: son estratégicos, les gusta encontrar la mejor manera de ejecutar una idea. Son creativos, pero lo acompañan con un gran instinto de pensamiento lógico. Los planeadores son racionales que logran sintetizar el problema y tener el mapa de ruta claro. Aquí se encuentran la mayoría de líderes, son los inspiradores, ambiciosos y fuertes. Son organizados con una lista clara de las tareas para hacer.

Los hacedores: están “orientados a la acción”, y esto no significa correr a toda máquina en cada objetivo brillante, significa encontrar la acción más efectiva para acercarlo a sus objetivos.

Qué puede aprender un planeador de un hacedor:

  • Los hacedores son los maestros de la acción, les gustan los resultados y toman responsabilidad de ellos.
  • Son los que hacen que las cosas pasen. Ellos no piensan mucho, ejecutan.
  • Puede olvidarse mucho de los plazos, especialmente si no se le consultó detenidamente al configurarlos en primer lugar.
  • Puede tener dificultades para adivinar cuánto tiempo llevará una tarea.
  • La falta de proceso puede hacer que sea difícil replicar pequeños milagros y delegar tareas.
  • El perfeccionismo puede paralizar.
  • Solo comenzar ahorra mucho tiempo.

Lo que pueden aprender los hacedores de los planeadores:

  • Necesitas un plan.
  • La estructura puede ser útil.
  • La tendencia a la acción aún postula la necesidad de planificar.

Un equipo se beneficia cuando los hacedores y los planificadores comparten ideas. Funcionar en equipo significa utilizar las fortalezas de todos. También puede significar tomar prestados los superpoderes de otras personas para fortalecer su propio flujo de trabajo o sus hábitos de productividad. Si eres una persona más orientada a la acción que puede tender a ser reacio al plan, podría ser útil pensar en lo que podrías aprender de un compañero de equipo o mentor que viene a ti con un diagrama de Gantt o una lista de tareas.

Sobre la motivación

La motivación es muy poco sobre hacer y mucho sobre sentir. Una de las técnicas de motivación más confiables que puedes usar es la emoción. En lugar de preguntarte “¿qué necesito hacer?” intenta preguntar “¿cómo me quiero sentir al final del día / semana / año?”

¿Por qué procrastinamos?

Porque proviene de una reacción emocional a lo que estás evitando. Los científicos lo llaman “reparación del estado de ánimo” así que nuestros esfuerzos están en ser felices en el presente, y pensar en el futuro implica una carga adicional. Evitamos los sentimientos incómodos asociados con nuestro trabajo al pasar tiempo en actividades que mejoran el estado de ánimo, como jugar juegos.

Entonces, la próxima vez que te encuentres postergando, tómate un tiempo y valor para sentirte ansioso en lugar de tratar de ocultarlo. ¿Sobre qué es realmente? ¿Es el miedo a hacer, o simplemente la ansiedad de no hacer? Finalmente, ¿Y qué vas a hacer al respecto?

El truco para ‘hackear’ nuestro estado procrastinador tiene dos vías:

  1. Hacer que el trabajo se sienta menos incómodo.
  2. Convencernos para enfocarnos en el futuro, a largo plazo.

Para lograrlo intenta:

  1. Generar progreso así sea pequeño, esto puede ser un gran motivador para continuar.
  2. Un paso a la vez en el ahora.
  3. Pide ayuda, y habla abiertamente de tu estrés, de lo que sientes. Recuerda que son emociones.
  4. Imagina el futuro, está demostrado que la visualización hace que se tomen mejores decisiones ahora.
  5. Enfocarte en una tarea a la vez.
  6. Configura un cronómetro. Te recomiendo que para este paso revises la técnica pomodoro.
  7. Por favor perdónate, esto implica reemplazar con sentimientos positivos los de culpabilidad.

Por último te comparto este truco del libro de Mark Forster, Do It Tomorrow. En el que sugiere engañar tu mente diciéndote lo siguiente:

Realmente no voy a la tarea en este momento, pero simplemente haré su primer paso.