Una de las acciones valiosas de productividad y ahorrar tiempo es tener la capacidad de leer más rápido. Es una cualidad que permite aumentar el rendimiento con ciertas técnicas de lectura rápida, para ganar la habilidad a través de practicar con disciplina y tener mayor agilidad.
Una persona adulta tiene la capacidad de leer entre 250 y 300 palabras de media por minuto entendiendo el contenido del texto. Pero existen lectores vivaces que son capaces de superar por mucho estas cifras de promedio de la población en general. Hay lectores que son auténticos devoradores de libros, capaces de leerse varios al mes, o hasta a la semana. El placer de la lectura proporciona que puedas ir despacio para disfrutarlo, cada uno a su ritmo.
La británica Anne Jones sustenta 6 títulos del Campeonato del Mundo de lectura rápida, siendo capaz de registrar hasta 4.700 palabras por minuto, con una comprensión del 67% después de haber podido consultar los libros previamente. El estadounidense Howard Stephen Berg fue capaz de sumar 25.000 palabras en un minuto, que lo hace ostentar el record Guinness de leer más rápido. Estos números suponen unas 80 páginas en este corto periodo.
Pero en otros escenarios la situación es diferente, como en el ámbito profesional. Cada día puedes tener varios documentos, informes, estudios o correos electrónicos para leer, que te ocupan tiempo. En algunos debes prestar especial atención, pero en otros no es necesario.
Es aquí cuando es determinante desarrollar métodos de lectura rápida y comprensiva, para que la duración no se exceda más de lo indispensable y puedas tener una buena comprensión. Es la forma que la jornada laboral no se alargue y puedas completar las tareas de manera efectiva.
Para conseguir aumentar la velocidad de lectura, asimilar el texto y retener la información existen trucos para entrenar el cerebro. Es un proceso de aprendizaje que requiere crear hábitos y desarrollarlos.
Las técnicas para acelerar el ritmo de lectura permiten crear una habilidad para leer en el menor espacio de tiempo posible, comprender el contenido y retenerlo.
Consejos para leer más rápido y tener una comprensión general del texto:
Leer el índice
Es el primer vistazo a realizar ante un informe, estudio o libro. Es una la tabla de contenidos, donde se presentan todos los temas a tratar. Esta acción permite al cerebro hacerse una estructura mental de lo que le viene por delante.
Te haces una idea de lo que viene, las diferentes partes en que está dividido. De esta manera es más fácil retener la información.
Leer el texto por encima
Es un segundo punto previo para facilitar la lectura y la comprensión. Te haces una idea del contenido y de la estructura, como son los párrafos, el tipo de letra, los títulos, las secciones, si hay dibujos, gráficas y el número de páginas que posee.
Proporciona información sobre si es fácil de entender o presenta una mayor dificultad de comprensión. También si es necesario realizar una lectura completa o bien únicamente ciertos aparatados.
No repetir las palabras
Subvocalizar, la acción de ir repitiendo mentalmente aquello que lees, te ralentiza. Provoca lentitud y que pierdas tiempo con los pasajes leídos.
No leer en voz alta
Si leer interiormente hace que vayas más lento, todavía es mayor la demora si lo haces en voz alta. Es todo un proceso en el que pierdes fluidez y reduces la velocidad porque haces trabajar más al cerebro. Le obligas a hablar y gasta energía en ello. Hasta en ocasiones hace que tengas problemas para comprender lo que estás leyendo.
Marca un ritmo
Sigue un ritmo adecuado sin pararte, a una velocidad que te sea cómoda. Para mantener la cadencia puedes usar un metrónomo o algún sonido que te permita seguir el compás. Es un ejercicio para lectura rápida efectivo. Aumenta la velocidad a medida que te sientas más cómodo.
No leer por palabras
No es necesario que leas todas las palabras de las frases, porque el celebro tiene la cualidad de rellenar los espacios vacíos que se producen. Detecta las palabras clave de cada oración.
Sentido de las frases
Céntrate en entender el contexto, en el significado de las frases o los grupos de palabras. Es un atajo efectivo.
No volver a leer
Empieza y termina el texto sin pararte, sin volver atrás. Detenerte e ir a un punto anterior es una de las mayores situaciones de pérdida de tiempo. Si no lo haces verás cómo igualmente te haces con la idea y lo comprendes todo.
Es un ejercicio de concentración. Si mantienes la atención en la lectura no pierdes el hilo, que es lo que te hace volver atrás porque tenías la cabeza en otra parte.
Guía visual
Señala con el dedo, un bolígrafo o cualquier objeto que tengas en la mano las palabras a medida que vas leyendo. Los ojos de ajustan al movimiento y comprobarás como puedes aumentar la velocidad.
Señala lo importante
Para estructurarte la información y te sirva para más adelante subraya palabras, frases y conceptos más relevantes. Escribe consideraciones y así te haces una idea global y destacas lo realmente importante. Construyes una estructura más visual.
Practica
Los ejercicios de lectura rápida deben realizarse a diario para que sean efectivos. Comprobarás como vas progresando, con métodos que te proporcionan ganar tiempo y que la comprensión lectora sea total.
En la fase de entrenamiento para lectura rápida y desarrollar la agilidad lectora también es importante el entorno en el que te encuentras y que las condiciones externas sean óptimas.
Son diferentes factores los que influyen. Es fundamental tener el control de ciertos aspectos para lograr el objetivo de leer más rápido.
Lugar tranquilo
Estar en un sito relajado, sin ruidos ni interrupciones son elementos clave para concentrarse y aumentar la capacidad de comprensión de un texto. Aléjate de espacios que no te permitan mantener la concentración, donde tengas alrededor sonidos que te molesten como el volumen de la televisión o la música, el hablar de la gente o los decibelios producidos por el tráfico.
Postura correcta
Es fundamental que la posición del cuerpo sea correcta. No solo para prevenir lesiones. Los músculos tienen que estar relajados y no te encorves. Cualquier dolor o mal gesto provocan perder la atención.
Además debes poder respirar correctamente. Los pulmones deben tener libre movilidad para expandirse sin dificultades.
Ángulo de lectura
Va relacionado con la postura del cuerpo. Aunque sea cómoda debes desarrollar un ángulo de inclinación adecuado para ver el texto sin dificultades. Si es poco tiempo no pasa nada,, pero sí ocurre si es polongado.
Procura que la mirada siempre quede en perpendicular al contenido y que no te tengas que encorvar o forzar el cuello.
Iluminación adecuada
No es nada bueno leer en lugares oscuros o donde la luz es demasiado intensa, porque en los dos casos fuerzas los ojos y producen fatiga visual. Procura siempre que las letras se vean correctamente.
Si no lo consigues pierdes la concentración, capacidad de interpretación y de recordar lo que acabas de leer porque estás más pendiente de la iluminación.
Relaja la vista
Toma descansos porque separar la vista del texto cada cierto tiempo es siempre importante, especialmente si lees en una pantalla. Puedes hacerlo cada 20-30 minutos para que se produzca una relajación visual y mental.
En estas paradas mira a puntos alejados para contrarrestar cuando estás fijado en uno cercano en el proceso de lectura. Si cierras los ojos les proporcionas confort.
Calidad del papel
En el caso de leer sobre papel, procura que posea un color tirando a crema. El blanco satinado es poco aconsejable porque produce reflejos.
Niveles de la pantalla
En las ocasiones que lees en la pantalla del ordenador, teléfono móvil o tablet ten en cuenta que los niveles de luminosidad y contraste sean adecuados para que no afecten a la vista, para que no sean el origen de sequedad ocular o dolor de cabeza.
Tipografía
Aléjate de los tipos de letra más difíciles de leer. Hay fuentes que son complicadas o que dificultan la diferenciación de algunas letras. Procura que tengan un diseño sencillo, sin adornos, y un tamaño y color adecuado.