Por si no conoces a Steve Martin, es un actor, comediante, músico, productor de cine, guionista y escritor estadounidense. Con una creatividad increíble.
Dentro de su larga y exitosa trayectoria se encuentran: Los Muppets, Looney Tunes: Back in Action, La Pantera Rosa, Los Simpsons, Saturday Night Live. En 2013 recibió el Óscar Honorífico.
En una de sus entrevistas menciona:
Hacer 5 minutos de comedia stand-up está en mi bucket list.
No puedo pensar en nada más aterrador que estar parado frente a una multitud de personas que están mirando y esperando que los haga reír.
Con el stand-up, no importa quién eres: si cuentas una broma que no funciona, es doloroso.
Doloroso para ti y la audiencia. Me siento tan incómodo viendo estallar un mal chiste que la idea de ser el que está en el escenario me provoca náuseas.
Steve Martin en realidad no nació haciendo stand-up, pero sí dedicó 30 años de su vida a perfeccionar el arte de contar chistes en el escenario.
Diez años de aprendizaje, otros 10 años de forcejeo en pequeños clubes y, finalmente, diez años de éxito creciente. Llegando en 1978 a convertirse en el mayor concierto de la historia de comedia stand-up.
En 1981 se alejó del stand-up por completo. ¡Su trabajo de vida! Llegó a la cima, miró a su alrededor y decidió que estaba listo para algo nuevo.
Su libro de memorias, Born Standing Up, es una historia de motivación, creatividad y tenacidad.
Las 6 reglas sobre creatividad de este tipo creativo y loco:
1. ¡Sé ingenuo!
«A pesar de la falta de habilidad, tuve el elemento necesario para toda la creatividad temprana: ingenuidad, esa cualidad fabulosa que te impide saber cuán inadecuado eres para lo que estás a punto de hacer».
La ingenuidad te ayuda a comenzar. Los niños lo tienen. Acercan las cosas sin el bagaje de fracasos pasados y voces externas que dicen: «no puedes hacer eso».
Todos podríamos ser un poco más ingenuos mientras perseguíamos nuestros sueños.
2. Sé consistente
El trabajo constante mejoró mi acto. Aprendí una lección: fue fácil ser genial.
Cada artista tiene una noche en la que todo está haciendo clic. Estas noches son accidentales y estadísticas: al igual que las tarjetas de la suerte en el póquer.
Puedes contar con que se produzcan con el tiempo. Lo difícil era ser bueno, consistentemente bueno, noche tras noche, sin importar las circunstancias abominables.
No seas un héroe, sé consistente.
Dicen que la práctica hace la perfección, pero eso sólo es verdad a medias.
Lo que es más cierto es que la práctica perfecta lo hace perfecto.
En lugar de celebrar las noches geniales, cambió su enfoque para convertirse en un stand-up que fue consistentemente bueno todas y cada una de las noches.
3. Cuando te quedes sin ingenuidad, te vuelves delirante
«A través de los años, he aprendido que no hay nada de malo cargarse con ilusiones entre momentos de inspiración real».
Las ilusiones de grandeza no siempre son malas, a veces son necesarias.
La ilusión conduce a la confianza. La confianza conduce a la habilidad. La habilidad conduce a la certeza.
4. Reinvéntate a ti mismo
Cuando Steve dejó de hacer stand-up, decidió que quería hacer películas.
La comedia de pie era el trabajo de su vida. Fue todo lo que pensó o le importó durante toda su vida.
Tenía alrededor de treinta años y tenía millones de razones para no renunciar, pero perdió la pasión por hacer stand-up.
Lo que se dio cuenta fue que la inspiración no desaparece, sólo se mueve.
Logró hacer películas de gran éxito como The Jerk, Three Amigos, Father Of The Bride y docenas de otros clásicos de culto.
5. Aproveche las viejas habilidades para nuevas oportunidades
Steve Martin no comenzó desde cero cuando comenzó a hacer películas. Pudo usar todo lo que aprendió de stand up para comenzar a escribir scripts.
Él sabía lo que funcionaba y lo que no. Podía pararse frente a la cámara y entregar líneas y en su cabeza sentir cómo reaccionaría la audiencia ante el material.
La magia de la experiencia es que podemos llevar lo que hemos aprendido de una oportunidad a la siguiente.
6. Crea la risa
«… se formó una risa cuando el narrador creó la tensión, luego, con el remate, la liberó.”
No entendí bien este concepto, ni lo sigo sintiendo, pero se quedó conmigo y finalmente provocó mi segunda ola de ideas.
Incluso los chistes más simples siguen el arco básico de la narración. Crea tensión y libérala.
Cuanta más tensión, más posibilidades hay de un gran lanzamiento. Fácil, ¿verdad?