Efecto del espectador y su relación con la ignorancia pluralista

En un articulo anterior ya comentamos que es la ignorancia pluralista, por otro lado ahora veremos como también tiene que ver con otro fenómeno en psicología social: el efecto del espectador.

El efecto del espectador es un fenómeno que aparece ante conductas de necesitar o pedir ayuda: se trata de que “a más espectadores, en un situación que requiere ofrecer nuestra ayuda, menor probabilidad de ofrecer ayuda, y más tiempo transcurre hasta que la persona que la necesita la reciba”.

Es decir, el efecto del espectador inhibe la respuesta altruista de las personas. Esto se debe a tres fenómenos, entre los cuales está la ignorancia pluralista, y que son:

  • La difusión de responsabilidad
  • La ignorancia pluralista
  • La aprensión ante la evaluación

Para ilustrarlo, pongamos un ejemplo. Imaginemos que estamos en el metro, y que vemos cómo un hombre pega a su pareja. Somos muchos en el metro. ¿Qué puede ocurrir? Que no ofrezcamos ayuda a esa persona, porque inconscientemente pensemos “que alguna otra persona la ayudará”.

Esto es el efecto del espectador; si además, hay muchas personas en el metro, esta omisión de socorro por nuestra parte, es más fácil que se dé, y pasará más tiempo hasta que la persona reciba la ayuda (si es que finalmente la recibe).

Procesos previos a la conducta de ayudar

Para que se entienda mejor, vamos a ver paso por paso qué ocurre en el efecto del espectador, y qué significan los tres fenómenos que hemos mencionado para explicarlo.

Siguiendo con el ejemplo (aunque pueden servir muchos otros): hay un hombre que pega a su pareja en el metro, delante de otros viajeros. Los procesos previos a la conducta de ayudar y que nos conducen a la decisión final de ayudar o no a la víctima, son los siguientes:

1. Prestar atención

Lo primero que hacemos es prestar atención a la situación, ya que “hay algo que va mal”. Aquí ya empieza a ejercer la presión del tiempo: si no actuamos, la situación puede empeorar.

2. Ignorancia pluralista

Lo segundo que ocurre es que nos preguntamos: ¿es una emergencia? Aquí ejerce su poder la claridad o ambigüedad de la situación; si la situación es ambigua, podemos tener dudas respecto a si la situación es una emergencia o no.

Aparece entonces la ignorancia pluralista: pensamos “quizás si ninguna persona del metro ofrece su ayuda, es que la situación no es una emergencia” (pensamiento erróneo).

Otro pensamiento que podemos tener, que explica la ignorancia pluralista, es: “yo interpreto la situación como una emergencia, pero el resto la ignora; por lo tanto, me sumo a la ignorancia”. Por lo tanto, seguimos sin ayudar.

3. Difusión de responsabilidad

Es entonces cuando aparece el tercer paso o proceso previo a la conducta de ayudar: nos preguntamos: “¿tengo alguna responsabilidad?”.

Aparece entonces la difusión de responsabilidad, otro fenómeno de la psicología social, que explica la tendencia a restarnos responsabilidad en una situación, cuando el grupo de personas que lo observa es grande, y cuando no se nos ha ofrecido una responsabilidad explícita sobre la misma.

Esto se traduce, inconscientemente, en que eludimos nuestra responsabilidad en la situación, y se la atribuimos a los demás: “que actúen los demás”.

4. Aprensión a la evaluación

En el cuarto paso del efecto del espectador, aparece la aprensión a la evaluación. Nos preguntamos: “¿puedo ayudar?”

Dicha respuesta está influida por los conocimientos que tengamos sobre el tema (por ejemplo nuestra fuerza física, nuestra capacidad de negociación o de asertividad…) y por la ansiedad a la evaluación que puedan hacer los demás de nuestra conducta.

Es decir, y aunque suene paradójico, en cierto modo tenemos miedo a “ser juzgados por ayudar” o a “ser juzgados por cómo estamos ayudando”. A raíz de este proceso, aparece el siguiente.

5. Balance coste-recompensa

En el último proceso, que nos conduce a la respuesta final de si ayudamos o no a la víctima (nos preguntamos: “¿ayudo?”), hacemos un balance de los costes y beneficios que supone el hecho de socorrer a la víctima.

En este paso influyen una serie de elementos, que aumentan la probabilidad de que ayudemos: la empatía por la víctima, la cercanía con ella, la gravedad de la situación, su duración… A raíz de todos estos procesos, finalmente decidimos si ayudar o no.